miércoles, 21 de noviembre de 2007

LECCIONES DE UNA DIPLOMACIA GOLPISTA

Hace unos días, el rey impuesto a los españoles por el golpista Franco y los Estados Unidos ordenó callarse a un Jefe de Estado electo tres veces por su pueblo. El espíritu del ex abrupto recordaba, salvando las distancias, al del teniente coronel Tejero tomando el parlamento español y ordenando a los diputados, “que se sienten, coño.” El escándalo, incluidos los endebles e insultantes razonamientos del presidente Rodríguez Zapatero y la mímica del ministro de exteriores, era previsible tras pasear los mandatarios españoles la bandera de los demócratas de Bagram, Guantánamo y Abu Graib por Madrid y posiblemente forme parte de la campaña de la administración Bush, contra el pueblo venezolano, acercándose la fecha de celebración del referéndum del 2 de diciembre, de Reforma Constitucional. El escándalo no va a ayudar a solventar el problema subyacente, el cual, encubren todos los medios de comunicación de masas, particularmente en España. El gobierno del Partido Popular, presidido por José María Aznar, a través de la embajada, consulados y una serie de empresas españolas, participó en el golpe de estado contra el gobierno democrático de Venezuela auspiciado por Washington en el 2002. Los políticos, diplomáticos y empresarios españoles implicados en la intentona no están en la cárcel. Al contrario, unos siguen trabajando en operaciones similares, como muestra el discurso de José María Aznar en Praga (Democracy & Security International Conference, Prague, June 5-6, 2007); otros están en el Congreso de los Diputados; las empresas, Repsol, Telefónica, BBVA y Santander – debe incluirse a todas mientras no se separe el trigo de la paja — siguen amasando dinero en Venezuela. El pueblo latinoamericano, y particularmente el venezolano, ante la pasividad de la Justicia y la clase política española puede decidir terminar con esa impunidad, ya que, nada les garantiza que España no vuelva a usar en el futuro embajadas, consulados y empresas para cumplimentar agendas similares a la del 2002 en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. La actitud del rey, los razonamientos del presidente Zapatero y la mímica del ministro de exteriores, aumentaron los temores latinoamericanos. Y los multiplicó Barroso, el presidente de la Comisión Europea, diciendo que Chávez “debe respetar para ser respetado.” Todo lo contrario de lo que tenía que haber dicho un demócrata con los precedentes mencionados. Barroso, del que seguimos sin conocer su rol en los vuelos, torturas y encarcelamientos secretos de patriotas afganos e iraquíes antes de ocupar el cargo actual, se suma a la impunidad y pide que el caso no “contamine” las relaciones de la UE con Latinoamérica. Que Barroso hable de respeto, tras poner a millones de ciudadanos europeos, sin su conocimiento, en peligro de muerte al ceder junto con otros lideres nacionales la soberanía de la UE a Washington al apoyar la instalación de su Sistema de Defensa de Misiles en territorio comunitario obligando a Rusia a imponer una moratoria sobre el Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa, es simplemente inaceptable. Sólo existen dos opciones a estas alturas, o se hace justicia o España será expulsada de Latinoamérica por la puerta del nunca jamás. Esa salida, determinará en gran medida la posición política y económica de España a lo largo del siglo XXI. Ningún país soberano permitiría esta burla y menos la Republica Bolivariana. ¿Qué ocurrirá con Repsol, Telefónica, Santander y BBVA? ¿Qué ocurrirá con la seguridad energética de España ya en precario? ¿Cómo asimilarán las Bolsas y la economía española, en medio de la ola de insolvencia que llega de Norteamérica, la expulsión de esas empresas de Venezuela? ¿Qué efectos tendrá sobre su enorme déficit exterior? España debe ir pensándolo y rápido. Los *puts contra esas empresas y contra el Reino de España, crecerán vertiginosamente en todo el mundo. Se han producido unos hechos criminales, que superan de largo al escándalo del GAL, que afectan la integridad y el futuro de la democracia española y deben ser resueltos urgentemente para bien de todos. Es posible que el presidente Chávez espere hasta pasadas las Navidades a que el jefe del gobierno, Zapatero anuncie una Investigación Interparlamentaria sobre los sucesos del 2002, si no lo hace, podría mandar su regalo por Reyes.
Puts, una apuesta a que la cotización de una acción perderá valor en una fecha determinada.